LA IGLESIA RENOVADA DEL
SIGLO DE ORO ESPAÑOL
Pool Alexander Castillo Valiente
Pool Alexander Castillo Valiente
Antes de introducirnos de lleno en el tema que
vamos a exponer hemos considerado
conveniente explicitar lo que significa “Siglo de Oro Español”; pues
bien, este término fue acuñado en el
siglo XVIII, para ser precisos en 1754, por el erudito y anticuario José Luis Velázquez en su obra orígenes de la
poesía Castellana para referirse exclusivamente al siglo XVI.
Posteriormente el término se amplió a
toda la época de apogeo cultural y religioso de España, en especial el
Renacimiento del S XVI y el Barroco del S XVII. Hoy, para la historiografía,
hay dos fechas concretas que marcan el inicio y el fin de esta época: la
publicación de la gramática castellana de Nebrija en 1492 y la muerte de
Calderón de la Barca en 1681.
Este periodo fue
fundamental en la Historia de la Iglesia por lo que veremos a continuación.
1.- Culminación de la Reconquista. Unidad y
expansión.
Por Reconquista hay que
entender la “lucha nacional y religiosa”, de casi ocho siglos, por ,
precisamente, reconquistar la península Ibérica de manos de los moros, esta
lucha comenzó en Asturias y Covadonga en
el siglo VIII y terminó con la toma de Granada por los Reyes Católicos en enero
de 1492.
Pero expulsar a los
moros no fue la primera tarea de debieron afrontar don Fernando y doña Isabel,
sino “reconstruir” a la insipiente España –que como tal no existía, sino que
era la suma, por decirlo así, de reinos independientes- donde reinaba el
desorden y la anarquía. Por ello proceden primero a la pacificación de los reinos y lo hacen de manera rigurosa:
persiguiendo y ajusticiando a los malhechores e imponiendo por todas partes la
justicia real.
No obstante, lo
prioritario era llevar a feliz término la Reconquista que, tras la conquista de
Mallorca en 1229 y Valencia en 1238 Por Jaime I de Aragón, de Córdoba en 1236 y
Sevilla en 1248 por Fernando III de Castilla y León, y de Cádiz y del reino de
Murcia por Alfonso X, estaba casi paralizada aunque sólo quedara en manos de
los musulmanes el reino de Granada, que subsistió dos como vasallo y tributario
de la corona de Castilla. La ansiada Reconquista llegaría el 28 de noviembre de 1491 cuando, tras una
ciudad totalmente sitiada, luchas internas por el poder entre los musulmanes
granadinos, y largas negociaciones entre Gonzalo Fernández de Córdoba y los
granadinos, se llegó a la rendición de la ciudad. Finalmente el 2 de enero de
1492 Isabel y Fernando entraban triunfalmente a Granada.
Igualmente, los reyes
don Fernando y doña Isabel vieron la urgente necesidad de reformar y vigorizar
a la Iglesia y así lo hicieron. Ellos mismos proclamaban que el principal
intento de su gobierno era establecer la unidad de la fe y favorecer la religión; a ellos se debe, en
gran parte, la renovación eclesial que se va a sentir en España a lo largo del
S. XVI y el que los eclesiásticos
españoles ocupen un lugar preferente en el desplegué por Europa de la Reforma
Católica. Por todos sus esfuerzos por lograr la pacificación y la unidad de la
fe en España, el papa, español, Alejandro VI les concedió el título de católicos.
1492 fue un año
memorable para los españoles, pues con la toma de Granada había llegado el
momento en el que después de setecientos ochenta años de dominio musulmán, la
unión entre reinos interiores era una realidad indiscutible, se lograron así
los dos grandes ideales de unidad: nacional y religiosa, pero además, en
octubre de ese mismo año, el navegante genovés Cristóbal Colón descubre para
España un nuevo mundo al que los mejores
hijos de la península irán ganando para la fe cristiana y la cultura occidental.
Pero aquí comienza una
nueva lucha. Portugal, a causa del tratado de Alcacovas de 1479 con
España, en el cual se cede a Portugal
todas las islas que se hallaren al sur de las Canarias, yendo hacia Guinea,
reclamaban las tierras descubiertas por Colón, por esto los Reyes Católicos
acudieron a la medición del papa, no como árbitro sino como vicario de Cristo y
jefe de la cristiandad pidiéndole les
concediera la exploración y adquisición de las tierras en cuestión con el fin
de la evangelización y cristianización, a lo cual el pontífice respondió
favorablemente mediante las tres bulas conocidas como “Alejandrinas”. Los
reyes, de acuerdo a las bulas, corrieron con los gastos que supuso el envío de
misioneros, erección de diócesis, dotación de cabildos, construcción de
iglesias y catedrales, mantenimiento de parroquias, seminarios, escuelas y
conventos, y todo el complejo de la obra misional.
2.- Tiempo de Reforma. La Inquisición
La reforma planteada
por los Reyes Católicos pretendía poner remedio a los grandes problemas de la
época: el peligro morisco y judaizante, ante el cual establecieron la
Inquisición española, de la que hablaremos luego, y la relajación del clero,
ante la que tomaron una serie de medidas como que las sedes episcopales y altos
cargos eclesiásticos sean ocupados por españoles de recta doctrina y probada
virtud, de plena confianza suya, y no necesariamente de la nobleza, estos
hombres serían los que, a su vez, llevarían la reforma al pueblo. Por ello se
reservaban el nombramiento de obispos. También inician la reforma de los
religiosos. Para esta reforma cuentan con la ayuda del cardenal Cisneros, a
quien le interesa, sobre todo, la formación intelectual y elevación espiritual
de clérigos y seglares. Entre los grandes aportes del cardenal Cisneros destaca la Biblia políglota, nacida de la
Universidad de Alcalá, en ella trabajaron hombres de la talla de Nebrija, Hernán Núñez, López de Zúñiga, entre
otros. La universidad de Salamanca es también fundamental en la reforma, pues
aporta la tradición y la madurez de la nueva escolástica. Se trata no sólo de
reformar a las personas, sino también a las instituciones.
Para afrontar el
problema de los moriscos y judaizantes, con el consentimiento del papa Sixto
IV, los Reyes católicos establecen la Inquisición Española en 1478, de esta
manera dicha institución entra en el esquema de unificación nacional, política
y religiosa que se proponían llevar a cabo. La inquisición tiene en España un
poco de medida religiosa como de instrumento político, porque a la vez es autoridad de la iglesia y policía del Estado.
La inquisición española depende de los monarcas españoles y a ellos y a sus
ministros correspondía su organización. Mucho se ha habado de los métodos de la
inquisición española, que sin duda son de todo punto reprobables, pero la
inquisición es un hecho que hay que aceptarlo. Bien apunta el Periodista
Víttorio Messori que muchos de los ataques contra la Inquisición fueron
alentados por “la propaganda protestante en el marco de la lucha contra España
por la hegemonía en el Atlántico”. Es decir, lo que se esconde en esos ataques
es una motivación geopolítica de una época. Y esos ataques y exageraciones
repetidos a lo largo de los siglos han creado una especie de leyenda negra
sobre la Inquisición. Así que, lo que hemos oído y visto en libros (ahora
magnificado en los medios de comunicación social) “fueron realmente la
excepción”. Y, aunque no se pretenda defender los abusos que pudo haber habido,
“el pasado hay que valorarlo según sus categorías, no según las nuestras”.
Además la actividad de aquellos tribunales se inspiraba en la necesidad de
proteger la vida social, cuya tranquilidad se basaba en una fe común; y estaba
movida por el ansia sincera de practicar la más alta de las caridades: la
espiritual. La inquisición española sólo se entiende correctamente si se la
enmarca en el clima de fe ardiente y de fuerte nacionalismo que entonces
invadía a los españoles quienes consideraban la herejía como un crimen de
Estado. Sin embargo hay que acotar que los tipos y los grados de los castigos
infligidos por la Inquisición Española, la mayoría de las veces eran más suaves
que los utilizados por las cortes civiles. De hecho, a pesar de que hoy en día
los métodos puedan ser considerados como procedimientos lamentables, muchos
investigados preferían ir a los tribunales de la Iglesia que a los civiles. Y
se conocen casos de personas que blasfemaban para ser llevados por ese motivo a
la Inquisición, donde serían tratados con más ecuanimidad y justicia.
3.-
En defensa de la Fe Católica. Protagonismo en Trento.
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El Concilio de Trento
fue fundamental para la Iglesia, y los españoles fueron, a su vez,
fundamentales en el Concilio. Así pues Carlos V trabajó denodadamente para que
se iniciaran las primeras sesiones, además de los 200 Padres conciliares 66
eran españoles y de los 310 teólogos 200 eran españoles. Ninguno confundió el
verdadero espíritu de reforma con tendencias cismáticas, sin que por esto
dejaran de mostrarse inflexibles ante la relajación de la curia Romana.
Destacan nombres como el de los dominicos Domingo y Pedro de Soto; el Arzobispo
de Granada, Pedro Guerrero, el Cardenal de Jaén, Pedro Pacheco, el Arzobispo de
Valencia y teólogo, Martín de Ayala, quien intervino magistralmente en el tema
de la justificación; Melchor Cano y Bartolomé de Carranza, que asistieron como
enviados del emperador; los Jesuitas Salmerón y Lainez; entre otros de gran
envergadura.
4.-
La dinastía de los Austrias.
Ese es el nombre que
recibe en España la familia germánica de los Habsburgo, titular del imperio
desde 1440 hasta 1806 y de los tronos austriaco desde 1279 a 1918 y español
desde 1516 a 1700. Los representantes de la rama principal de la dinastía
fueron Carlos I (1500-1558), Felipe II (1527-1598), Felipe III
(1578-1621),Felipe IV (1605-1665) y Carlos II (1661-1700), quien al morir sin
descendencia dio paso al reinado de la casa Borbón en España.
Hemos hablado ya de
Carlos I y Felipe II, veamos ahora a los tres restantes. Felipe III trató de
proseguir con la política activa de su padre, pero se encontró sin
recursos y por ello implantó una
política de pactos y firmó la paz con Inglaterra y Francia y una tregua con Holanda, aprovechando este
momento para desterrar a los moriscos, hecho que no previno las consecuencias
en el plano económico, pero que se hizo por razones de índole política y
religiosa. De 300 000 moriscos fueron expulsados 272.140. Felipe IV implantó una política de reformas
político – administrativas para poner fin a la crisis, pero fue en su mandato
en el que se dio inicio al derrumbamiento de la estructura levantada por los
Austrias El nuevo monarca debió hacer frente el mismo año de su coronación a la
expiración de la tregua con los holandeses y al comienzo de las hostilidades,
que enlazaban con las iniciadas tres años antes a causa de la insurrección de
Bohemia y que dieron paso a la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), que
culminaría con la Paz de Westfalia(1648), por la que se restringió la soberanía
del emperador y Alsacia pasó a Francia, si bien reconoció el edicto de 1627
para la conversión de Bohemia en un reino hereditario de Austria. Esto
significó el mayor triunfo armado del protestantismo. En este tiempo también
España tuvo problemas con la Santa Sede, pero esto no impidió que la corte se
interesara ante el pontífice por la declaración del dogma de la Inmaculada
Concepción. Finalmente algunos incidentes se produjeron en el reinado de Carlos
II como la intervención de la nunciatura en la revuelta de D. Juan de Austria y
en capítulo de los Frailes menores y el arbitraje de Inocencio XII en la adjudicación de la corona
de España a la casa de Borbón. Temeroso de que las grandes potencias pactasen
el reparto de las posesiones españolas, Carlos II designó como único heredero a
Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV, decisión que al no ser aceptada por los
Habsburgo, Las Provincias Unidas e Inglaterra, dio comienzo la Guerra de
Sucesión (1701-1714). Los tratados de Utrecht (1713-1715) sancionaron el surgimiento
de un nuevo reparto del poder internacional; España cedió Menorca, Gibraltar y
amplios derechos comerciales en la Indias al reino Unido; Flandes, parte del
Milanesado, Nápoles, Toscana y Cerdeña a Carlos VI, representante de los
Austrias de Viena, y la otra parte del Milanesado y Sicilia al duque Amadeo II
de Saboya. a cambio de todo ello se reconoció como rey de España y las Indias a
Felipe V, de la francesa Casa Real de Borbón ".
5.-
Ciencia, Santidad, Arte.
Hay que decir que la
ciencia que se cultivó en España en el siglo de Oro, y con mucha profundidad
fue la teología, donde resaltan los ya mencionados con ocasión del repaso del
Concilio de Trento, a ellos se pueden sumar
Francisco Suárez, Domingo Bañez y su gran adversario Luis de Molina.
Crecieron también los estudios de Historia, en esto destaca la Historia general
de España del P. Juan de Mariana, jesuita. Esta es una época cargada de grandes santos, desde eminentes prelados como
santo Tomás de Villanueva y San Juan de
Ribera, heroicos fundadores como San Ignacio de Loyola y Santa Teresa de Jesús,
intrépidos misioneros como San Francisco Javier y San Francisco Solano, o quizá
aquellos modelos de vida sencilla y retirada como San Pascual Bailón y San
Alonso Rodríguez; entre otros muchísimos. Tal floración de vida cristiana
invade todos los estratos de la vida española, muchos de estos santos nos han
dejado escritos llenos vida espiritual, por ejemplo “Los Ejercicios” de San
Ignacio, “Las Moradas” de santa Teresa,
“Audi Filia” de san Juan de Ávila o los escritos de fray Luis de León.
Pero también la literatura profana, por
llamarla de alguna manera, rebosaba de ese espíritu religioso, véase las obras
de Calderón de la Barca, Lope de Vega, Tirso de Molina, Francisco de Quevedo,
incluso el mismo “Quijote” de Cervantes. Este espíritu brilló también en el arte, donde a mediados del siglo XV
apareció el llamado estilo “de los Reyes católicos” que combina el gótico con
el mudéjar y algunas tendencias flamencas: la catedral de Burgos es un perfecto
ejemplo de este estilo. Otro periodo importante en el siglo de Oro fue el
llamado Plateresco el cual se muestra con todo su esplendor en Salamanca.
También destacó el estilo grecorromano en forma de manierismo que luce en todo
su esplendor en el monasterio del Escorial. Luego del concilio de Trento se
extiende el arte Barroco que es como una explosión de alegría y del triunfo de
la fe. Este arte reflejaba la alegría de la vida terrena pero también recoge la tendencia hacia lo transcendente.
Esta trascendencia también se verá en el campo de la pintura, en los cuados de
El Greco, Ribera y Zurbarán, Murillo, Velázquez, entre otros. Además de los
grupos escultóricos de Alonso de Berruguete, Pedro Roldán, etc.
De este tiempo todo ha
quedado impregnado de una profunda religiosidad.
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