EL
SEÑOR DE LA BUENA MUERTE DE CHOCÁN
Pool Alexander Castillo Valiente
INTRODUCCIÓN
No cabe duda que la fiesta religiosa en los pueblos se
trata de un momento fecundo para agradecer a Dios las gracias recibidas, así
como también un momento de súplica de la protección divina para satisfacer
necesidades básicas. En este sentido, la fiesta religiosa alimenta la esperanza
de transformar la realidad. Estas dos vertientes parecen coexistir y estar en
mutua tensión. La alegría y la súplica
se entremezclan y manifiestan en la gente sencilla un gran fervor y un
anhelo profundo por encontrarse con lo totalmente otro, con lo trascendente.
En la sencilla mentalidad del pueblo la celebración
religiosa apunta concretamente hacia una vida mejor, la fiesta religiosa es para asegurar que la
vida se ponga mejor, ella dinamiza una esperanza realista concreta en el aquí y
ahora: para que haya una buena cosecha, para que el ganado no se muera, para
que la vida mejore, pero a su vez supera
la inmanencia y trasciende, haciendo -de maneras hasta a veces enigmáticas- que
el hombre se convierta de corazón a su Señor
y de busque una vida mejor pida la Vida verdadera que viene del Creador
trascendente. La Fiesta religiosa popular manifiesta la cercanía de Dios, el
totalmente otro está entre nosotros; y el cristianismo que se profesa en
nuestros pueblos reafirma lo dicho, no sólo está entre nosotros a manera de evocación y creencia como en
otras confesiones, sino realmente estuvo, está,
y estará entre nosotros, por eso la fiesta nos remite a Él.
Así pues con el advenimiento de la Conquista y Colonización
del territorio de los Tallanes y Vicús y
con ella la catequización, se introdujeron y conformaron las primeras
instituciones religiosas encargadas de las celebraciones y festividades
religiosas en el pueblo de Piura. Una vez más traeré a colación mi
arquidiócesis.
Estas se han mantenido a través de la historia,
reviviendo cada año las celebraciones, procesiones y costumbres, así como la fe
y demostraciones litúrgicas del Cristianismo. Una de las costumbres típicas de
las festividades religiosas que exalta y da majestuosidad hasta hoy es la
celebración de la Semana Santa, la celebración del Sr. Cautivo de Ayabaca y la
Procesión de los Santos.
Estas fiestas resaltan el sentimiento religioso, pero
lamentablemente, y es tarea nuestra purificarlas, tienen lastre de paganismo en una serie de costumbres.
En el departamento de Piura, al igual que otros
departamentos cada una de las provincia también celebra festividades religiosas
muy particulares de sus santos patrones así tenemos por ejemplo que la
provincia de Talara a San Pedro y San Pablo, en Sechura a Nuestra Señora de la
Luz y a San Jacinto, en Piura a San Miguel, Arcángel, Paita se llena de gente para celebrar en el
puerto la Fiesta de Nuestra Señora de las Mercedes, llamada "Gran
Mariscala y Patrona de las Armas del Perú", y también "Estrella de la
Evangelización¨, Ayabaca al “Rey de los Peregrinos”, patrón de todo el
departamento, al Señor Cautivo de Ayabaca, Huancabamba a la Virgen del Carmen
y, finalmente Sullana celebra al Señor de la buena muerte de Chocan, fiesta que debe
constituirse en la tercera en importancia en la región, sin embargo hoy está
venida a menos, por eso es mi deseo que esta investigación colabore a que la
devoción a ésta advocación de Nuestro
Señor se arraigue otra vez con fuerza en el corazón no sólo de los piuranos
sino de todos los que la lean.
UBICACIÓN
GEOGRÁFICA DE UN LUGAR LLAMADO CHOCÁN
Para hablar del Señor de Chocán hay que ubicarnos, en
primer lugar en Piura, departamento ubicado al noroeste del país, en su
interior alberga a ocho provincias, dos de las cuales son serranas: Ayabaca y Huancabamba, tres son
provincias costeñas o litorales: Paita, Talara y Sechura, dos se ubican en los
llanos: Piura y Sullana, y, finalmente la provincia de Morropón combina zonas
de costa y sierra.
Para acercarnos más es preciso viajar 39Km de la
Capital Piura a la provincia de Sullana y de allí al distrito de Querecotillo. Chocan
es una Hacienda perteneciente al distrito de Querecotillo de la provincia de
Sullana, enclavada, en el valle del Chira, a la margen derecha del río de este
nombre. Es una porción, como otras muchas, desprendida de la antigua gran
hacienda de Tangarará, y muy célebre por sus tierras que están principalmente
dedicadas al cultivo de algodón.
Chocan a la derecha, y Somate a la izquierda del río,
son el término de la navegabilidad de éste. El cauce, en esta hacienda, se
amplió de tal modo, que la profundidad casi desaparece, la corriente se
convierte en superficial y ni botes ni canoas pueden ya atravesarlo. Pero en
temporadas del fenómeno del Niño soporta el incremento del caudal ocasionando
grande pérdidas económicas y materiales.
Regada por el canal de Chira o de Checa así llamado por
el nombre de su constructor. Su riego está bien organizado, y produce una
vegetación maravillosa, sus frutos son afamados (algodón, maíz, plátanos,
yucas, camotes, mangos, papayas).
HISTORIA
DE LA VENERADA IMAGEN DEL SEÑOR DE LA BUENA MUERTE DE CHOCÁN
Según refiere la tradición, hace más de cuatrocientos años, desde las
postrimerías de la época Conquista española, a orillas del ya mencionado río
Chira, en el sitio llamado Chocán que, para agregar más datos, se sitúa en la que siguió Francisco Pizarro desde Poechos,
el Querecotillo actual, hasta Tangarará
a fundar la primera ciudad hispana en el Pacífico sur, un hombre encontró un
pesado madero cuya corteza le cautivó
por su lisura y aspecto pintoresco; él sintió curiosidad por el hallazgo y
quiso saber con qué clase de madero se
había topado; descargó un primer hachazo sobre el tronco y fue enorme su
sorpresa al notar que de la escisión brotaba un líquido rojo como la sangre.
Suponiendo que podía tratarse de un milagro comunicó de inmediato a sus
paisanos el suceso, en el acto medio Chocán
se dio cita en el lugar de los hechos y cargaron con el pesado madero a
una choza cercana, esperanzados en que algún día Dios enviara un escultor que
pudiera tallar una imagen religiosa.
La historia continúa cuando un día apareció por la casa del descubridor
del tronco un hombre que “de buenas a
primeras” se ofreció a esculpir una imagen del Señor, pero con la sola
condición de que se le dejara trabajar con
total tranquilidad y alejado de la mirada de los curiosos, y si el lugar
era solitario y cerrado, era mejor, además rechazó la comida pues solo quería
alimentarse de lo que llevaba en la alforja.
Al cabo del tiempo fijado para la obra, tres días, el hombre fue a recibir la imagen, pero grande fue su sorpresa al no
encontrar al escultor y sí, en cambio, una preciosa pieza de arte: un Cristo
crucificado. La noticia cundió rápidamente por todo el valle del Chira.
Los lugareños extrajeron la escultura de la oscura celda, y en el sitio
cercano a un cerrillo donde fue hallado el madero, construyeron una capilla de
barro y paja, donde fue colocada y venerada la imagen de Nuestro Señor
crucificado. Pronto empezaron a celebrarle con gran pompa su festividad. La
noticia llegó a oídos del sacerdote y autoridades de Querecotillo, quienes
visitaron el poblado de Chocán, quedando maravillados de la belleza y acabado
de la escultura. Considerando injusto venerar tan preciosa y milagrosa imagen
en un sitio rústico, ordenaron su traslado a Querecotillo.
Cuenta la historia que cuando por primera vez se pretendió alzarlo fue
tan grande su peso que hizo desistir del propósito a quienes lo intentaron,
consiguiendo su traslado sólo después de muchos años a la iglesia de
Querecotillo. Pero llevarse la imagen no fue nada fácil para los
querecotillanos porque, en primer lugar, los chocanos se resistieron a que se
les despojase de tan preciado legado de
Dios; segundo, porque cuantas veces se la pretendió trasladar a su nueva
morada, la imagen reaparecía en su rústica capilla que, finalmente, sucumbió
tras un incendio, que según versiones antojadizas fue mandado a producir por
las autoridades de Querecotillo. Sólo así se pudo lograr que la sagrada efigie
quedase definitivamente en Querecotillo. Estos hechos acontecieron en el año
1712.
Desde ese año se celebraron dos festividades, una en el mes de octubre,
que posteriormente fue cambiada a febrero, el día dos para ser exactos, pues
según se cuenta, los devotos mismos pidieron el cambio, por ocurrir en esa
fecha un milagro importante; y la otra en diciembre, también conocida como
Feria de Navidad.
La fama del Señor Milagroso había llegado a los lugares más apartados del
Perú y arribaban gentes de diferente estatus social a venerarle, incluso de
países vecinos, en especial Ecuador. Pero, quizá, quienes le visitaban con mayor
fervor y asiduidad eran los sechuranos y cataquenses, quienes cargados de velas
e incienso llegaban a Querecotillo al son de bandas musicales, trayendo
medallas al Señor, se arrodillaban ante
la efigie y dormían a los pies de ella,
en cada misa o procesión estos bajo piuranos
vestían artísticamente la imagen con prendas de oro; al cabo de seis
días regresaban a su tierra llevando como preciado tesoro un trozo de algodón con el cual había sido
limpiado el rostro del Milagroso Señor al que llamaban Nuestro Padre Señor de
la Buena Muerte de Chocán de Querecotillo; al despedirse lloraban
tristemente pidiéndole les conservara la
vida hasta el otro año, para volver a verle.
Hay que resaltar que ante esta
imagen se celebró el Te Deum de la
proclamación de la independencia nacional, por parte de los
querecotillanos, el 11 de enero de 1821,
seis meses antes que en Lima y siete después de que lo hiciera Piura. También
ante ella se encomendaron las tropas peruanas, al mando del General Santa Cruz,
a su paso por Querecotillo hacia Pichincha, donde derrotaron a las tropas
realistas, el 24 de mayo de 1822. También hay que decir que la iglesia del
Señor de la Buena Muerte de Chocán contribuyó con 72 pesos anuales para la
campaña de la Independencia en 1823.
Hacia 1826, el párroco de la villa de Sullana, en aquel tiempo llamada La
Punta, a la cual pertenecía
eclesiásticamente, el distrito de Querecotillo, quiso obligar a los
querecotillanos a festejar las festividades de Navidad y la de Dos de
febrero en la destruida iglesia de
Chocán y , desde luego, restituir a
dicho sitio la imagen. Los querecotillanos empeñados en conservar la preciada
imagen enviaron expedientes al Presidente el Mariscal Ramón Castilla y al
obispado de Trujillo, logrando su cometido de tener en su
posesión indefinidamente la imagen en la iglesia de Querecotillo.
Por orden del obispo de Trujillo, la sagrada efigie estuvo
a punto de ser trasladada a Lima, pues según el referido, Querecotillo era una
ciudad rústica y, por ello, no merecía albergar a una imagen tan poderosa. Pero
cuando embarcaban en el Puerto de Paita, el Señor “se negó a embarcarse”, y
tuvo que devolvérsele al santuario donde aún está.
Otro intento de sacar al Señor de Chocán de
Querecotillo se produjo en 1899 cuando el prefecto de Piura, Don Ernesto
Zapata, quiso trasladarla a la Iglesia Mayor de la capital de departamento;
ante esto, los vecinos salieron armados de todo lo que encontraron, impidiendo
de esta manera el cumplimiento de la orden del prefecto.
Dentro de los milagros más portentosos atribuidos al
Señor de Chocán, destaca el procurado a Don José Bustamante, vecino notable de
Loja (Ecuador), quien regresaba de Lima desahuciado, pues hacía tiempo había
perdido la vista; alguien le recomendó que fuera a postrase a los pies de la
imagen, rogándole su mejoría; así lo hizo, se dejó conducir hasta la iglesia
que estaba llena de fieles en la Feria de Navidad, lloró ante el crucificado,
implorando el milagro, quedando curado en el acto. Como otro milagro portentoso
se enumera la curación de un escultor del sur del Perú que estaba
paralítico, pidió que lo condujeran a la
iglesia para rogarle su mejoría al
Señor, saliendo de ella caminando sin ninguna dificultad.
A las 11 de la mañana del jueves 11 de diciembre de
1930 se produjo un hecho tremendamente
doloroso para los querecotillanos, un pavoroso incendio se produjo en la
iglesia del Señor de la Buena Muerte de Chocán y, a pesar de los denonados
esfuerzos de los hombres querecotillanos, no se pudo evitar que la efigie
tallada por aquel misterioso hombre a
orillas del Chira fuera consumida por las llamas, quedando únicamente de ella un dedo.
Aquella terrible noticia llenó de tristeza a todo el norte del Perú. Las
mujeres se pusieron sus polleras negras y sus mantos del mismo color, y de
todas partes llegaban mujeres y hombres a llorar al Buen Muerto. Durante muchas
semanas el pueblo lloró “la buena muerte” del Señor de Chocán.
La Iglesia fue reconstruida gracias al material entregado por el gobierno
del General Sánchez Cerro, que era devoto y conocedor de la gran tradición del
milagroso Señor de la Buena Muerte de Chocán. Sin embargo, para la
reposición de la imagen por otra similar se hicieron colectas públicas. A
través del ciudadano español residente en Sullana Don Francisco González Aguirregaviria, se
mandó a hacer una réplica a Victoria, España; entregándosele al escultor una
nítida fotografía del original. A esta réplica
se le insertó el dedo que había quedado del original, que a su vez
sirvió para darle el color y tamaño que
había tenido el primer Señor.
La nueva imagen del Señor de la Buena Muerte fue traída en 1932 de España
a Perú, en el vapor “Orbita”. Al llegar
la embarcación al canal de Panamá había una tempestad que impedía el paso de varios vapores; pero la nave en que venía
el Señor de Chocán, pasó el canal, sin ninguna dificultad; las demás
embarcaciones en ese instante no
pudieron pasar porque la tempestad se
hizo más impetuosa. Éste es el primer milagro atribuido a la nueva imagen del
Señor. Muy pronto en Paita y en otros lugares se hizo noticia de lo que había
sucedido en Panamá.
En 1954 el Señor de la Buena Muerte de Chocán fue en peregrinación a
Talara a fin de colectar óbolos para la refacción de las torres de su iglesia.
Una comisión integrada por los directivos de las Sociedades de “Navidad” y “Dos
de Febrero” fue la encargada de llevar la efigie a Talara. Acomodaron con paños
a la imagen en un cajón, dejando libre un
espacio de 10 centímetros por cada extremo de la santa cruz, a fin de poderla sacar con facilidad. Subieron el
cajón y el anda en el camión del devoto Don Antonio San Martín, que en seguida
partió rumbo a Talara. Dicha comisión la presidía el párroco de Querecotillo,
R.P Telmo Vegas. Al llegar a Talara Alta, recibieron al Señor unas 4, 000
personas. Bajaron el cajón, sacaron la imagen y la colocaron en el anda que llevaban, luego llevaron en
procesión al crucificado a la iglesia de Talara. La imagen llegó a Talara un día sábado,
recorrió en multitudinaria procesión el domingo, y el día lunes el padre Telmo
resolvió que había llegado el momento de volver a Querecotillo, pero por alguna extraña causa la sagrada escultura no
cabía en su baúl, ante este suceso los talareños pidieron que el Señor
permaneciera un tiempo más en su tierra, pero el padre Vegas no accedió porque
la licencia de la autoridad eclesiástica
había ya expirado. Vieron la manera de
colocar la imagen poniendo unos tacos de madera para ponerlos en el
fondo del baúl sobre los cuales la Cruz descansara en declive de 20
centímetros, le pusieron la tapa que no cerraba bien. En seguida subieron el
baúl al camión y volvieron a
Querecotillo. Al llegar a Querecotillo una gran
cantidad de fieles lo recepcionaron a la entrada del pueblo. El párroco,
en el atrio de la iglesia, les habló de la gran manifestación de fe en Talara
para con el patrón de Querecotillo. Al
día siguiente al abrir el baúl hubo una gran sorpresa para el párroco y los de
la comisión, de que la santísima cruz estaba
bien colocada dentro del baúl, de la manera en que fue acomodada antes de ir a
Talara.
Desde aquella peregrinación por Talara la devoción para con el Señor de
Chocán tomó más fuerza.
Es sabido también que en siglo XIX la sagrada imagen del Señor de Chocán
recorría procesionalmente por Sullana, sin embargo los querecotillanos se
rehusaron a que esta práctica se continuara produciendo, pues pensaban que los
sullanenses querían apoderarse de la imagen; muy tristes los sullanenses
recibieron la noticia de que el Señor de Chocán no recorrería más por sus
calles. No obstante, Dios consoló al pueblo de Sullana pues de España arribó una talla también de un Cristo Crucificado,
al que le llamaron el Señor de la Agonía.
En épocas recientes la devoción al
Señor de Chocán parecía haberse
enfriado, pues la Feria de Navidad dejó de celebrarse, quedando únicamente la
Feria “Dos de febrero”, siendo esta última muy poco concurrida. Para reavivar la devoción que en antaño fue
muy fuerte, la sagrada imagen
peregrinó en el 2004 a la ciudad
de Piura para la clausura del “Año del
Rosario”; en el 2009 peregrinó por Sullana mientras se realizaban trabajos de
refacción en su santuario. En el año 2010, el arzobispado de Piura organizó el
congreso eucarístico y mariano “Quédate con nosotros Señor”, donde juntamente con las sagradas imágenes del
“Señor Cautivo peregrino” de Ayabaca y
de “Nuestra Señora de las Mercedes” de Paita, la imagen del “Señor de la buena
muerte de Chocán” de Querecotillo, arribó al estadio “Miguel Grau” de Piura
para presidir las cesiones del Congreso.
Entre los años 2009 y 2012, gracias a las iniciativas del reverendo padre
José Chero More, párroco de Querecotillo, la devoción nuevamente cobró fuerza, cientos de peregrinos invadían las calles de Querecotillo en el mes
de febrero para seguir las andas del
Señor de Chocán.
Finalmente hay que resaltar que, aunque las peregrinaciones a
Querecotillo no sean tan numerosas como en antaño, la devoción se ha extendido
en varios pueblos y se ha arraigado en ellos, así pues los pueblos de Tumbes como San Juan de la
Virgen y Tacural lo tienen como patrono,
también hay arraigada devoción en el bajo Piura, Paita, Sullana y Talara; lo más seguro es que
los piadosos peregrinos que visitaban Querecotillo hayan llevado la devoción a
su pueblo natal y que en torno a ésta se
hayan empezado a organizar festividades con connotaciones propias de estos
pueblos.
Finalmente diremos que la devoción al Señor de la buena muerte de Chocán
es la tercera con mayor raigambre e importancia en Piura, detrás del “Cautivo”
y la “mechita”, y por ello considero es deber de todo fiel católico propagar y
defender la devoción a esta sagrada advocación del Señor.
BIBLIOGRAFÍA
NOLE SÁNCHEZ, José del Carmen.-
Historia y novena, Señor de la Buena Muerte de Chocan. Querecotillo,
Municipalidad Distrital de Querecotillo. Impresiones generales “san Andrés”.
sullanaweb.blogspot.com/2011/01/c.html
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